martes, 24 de enero de 2012

-       No!, no quiero que te vayas- dije sin comprender mi reacción, me encogi de hombros, que me había pasado¿. Y entonces giro, se arrodillo frente a mi, me miro incoherente y me beso, sentí como sus gélidos labios tocaban los mios, sentí su aliento, frio como la niebla, estaba a punto de besarle de nuevo, cuando con un solo toque entre nuestros labios, nos miramos, fue apenas una milésima de segundo y vi reflejada en ella la viva indesicion y confusión y… se esfumo, desapareció como si nunca hubiese estado allí, en un parpadeo, dejando a su paso, una turbia de hojas y una fría ráfaga de viento.

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